¿Qué sabes del origen de los pintxos?

12 Marzo, 2019

Algo tan común en nuestro entorno y cada vez más refinado desde que están de moda tiene sin embargo un origen de lo más humilde.

Si nos dedicamos al turisteo es habitual encontrarse en países del extranjero en el centro de sus grandes urbes restaurantes y gastrobares dedicados sobre todo a la "tapas", una suerte de heredera de la comida típica española que hasta ahora era la paella, pequeñas raciones de comidas típicas y tópicas del recetario español. Aunque minoritarios, también empiezan a verse locales de pintxos en el que la preparación vasca de moda es protagonista da su barra, incluso sin salir de nuestras fronteras contamos con una franquicia patria dedicada al pintxo y a la comida teóricamente vasca. 

Siendo la tapa y el pintxo primos hermanos, no comparten sin embargo tan estrecho parentesco como su función cabría insinuarnos, en cierto modo y aunque los que se empeñan en usar el término pintxo y tapa sin hacer diferencia, están igualando una costumbre medieval con otra de la belle epoque más donostiarra. 

Partamos de la base definitoria de ambas preparaciones, mientras que la tapa tiende a ser al menos en su origen una pequeña ración de comida sacada de una parte mayor, el pintxo es una receta única e individual preparada para la ocasión. 

Dicen los libros rescatados de viejo, que el origen de la tapa está en extremo sur de Andalucía, corría el siglo XIX cuando un sediento Alfonso XIII paró en una fonda y ante la cantidad de polvo y moscas que habitaban el local, el mesonero opto por tapar la jarra del rey con pan y jamón, como tapa. Y tapa se quedó. 

Otras leyendas sobre el surgimiento de la tapa mencionan a otro Alfonso, el décimo y sabio que fue quien propuso que el vino se acompañase siempre de algo que comer para que no subiese tan rápido a la cabeza. 

Por su parte el pintxo tiene un origen digamos menos difuso aunque igualmente disputado por varios establecimientos, sin embargo la historiografía gastronómica le otorga a el bar "La espiga" esta medalla que allá por los años 20 empezó a ofrecer esta vianda. Aunque no hay datos certeros se da por válido que fue este y no otros de los candidatos el primero. Bar que por cierto sigue abierto en el centro de la bella Easo. 

En tiempos de la belle epoque San Sebastián era el destino playero por excelencia, la aristocracia se reunía alrededor de los arenales donostiarras para darse baños de mar. El local que se encuentra a pocos metros de la costa surgió como reclamo para los paseantes que iban y venían en dirección a la playa. Lo ofrecido, una pequeña ración de comida ensartada en un palillo. 

Faltaban aún años sin embargo para que también en Donostia se diseñase la que sería verdaderamente el primer pintxo con nombre propio. Allá por el año 1948 cuando Rita Hayworth cantaba aquello de "Put the blame on Mame" un tasquero de Donosti tuvo a bien inventar un pintxo que llevaba encurtidos y anchoas, salado y picante como la protagonista de la película. Gilda. 

Así nacía el primer pintxo con nombre en su DNI en el bar Casa Valles. 

De todo esto poco queda ya en el tiempo en el que el diseño se ha apoderado de pintxos y tapas pero nunca está de más saber de donde vienen las cosas.